El grupo interreligioso se reunió en la capilla de los jesuitas (izquierda). El 30º Superior General de los jesuitas (papa negro), Adolfo Nicolás, se encuentra en la misma capilla de los jesuitas (derecha, no asiste).

Los jesuitas de España se han unido a los líderes Adventistas del Séptimo Día y a otras religiones en una serie de compromisos interreligiosos que tendrán lugar cada tres meses. No sabemos exactamente sobre qué tipo de compromisos van a tratar, o cuales son estos «espacios interconfesionales» que van a crear, pero vamos a fijarnos en sus propias declaraciones.

La única motivación lícita para que este tipo de encuentros tenga lugar, sería que nuestros líderes, comprometidos con nuestra identidad y misión, estuvieran reuniendo a los jesuitas para enseñarles la profecía de Apocalipsis 13 y 14, y decirles que su querido líder está planeando terminar de curar su herida mortal, dominar el mundo e imponer la ley dominical, la marca de la bestia, en total rebeldía hacia la ley de nuestro Creador. ¿Os imagináis que gloriosa reunión sería aquella? Si este es el objeto de su reunión, les ruego a los líderes responsables de estos eventos que perdonen a este humilde servidor por lo que voy a escribir. Pero por muchos motivos, por desgracia, no creo que sea esa la razón de su reunión, ni creo que sean los líderes Adventistas los que lleven la voz cantante, o enseñen a los jesuitas que hacer, sino más bien al revés.

La primera ronda de encuentros del «Nuevo Espacio Interreligioso» ya tuvo lugar el 5 de marzo de 2021 en la «Capilla Arrupe Etxea», una capilla jesuita que lleva el nombre de Pedro Arrupe, el 28º Superior General de los Jesuitas (Papa Negro). Participan en estos nuevos encuentros ecuménicos trimestrales los jesuitas, Adventistas del Séptimo Día, Evangélicos, Ateos, Mormones, Musulmanes y Bahá’ís. Esta noticia fue publicada por la Fundación Social Ignacio Ellacuría, una organización dirigida por jesuitas que lleva el nombre del sacerdote jesuita Ignacio Ellacuría. [1]

 

 

Post de Facebook de la organización jesuita anfitriona

Pr. Ranieri Sales – Iglesia Adventista del Séptimo Día

El post de Facebook de arriba viene de la Fundación Social Ignacio Ellacuría y dice:

«NUEVO ESPACIO INTERRELIGIOSO – El jueves 5 de marzo comenzó un nuevo espacio interreligioso en Bilbao (España). En la capilla Arrupe Etxea, se reunieron representantes de la Fe Bahá’í, el Consejo Evangélico del País Vasco, la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la Iglesia Evangélica Alemana, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el Islam, el Agnosticismo y la Fundación Ellacuría [Jesuitas]. Las reuniones serán trimestrales y la próxima será en mayo en la Iglesia Adventista.» (Publicación en Facebook).

Lo que también es de interés es que la Fundación Social Ignacio Ellacuría, organización afiliada a la Compañía de Jesús y a la Compañía de María [2], tiene una iniciativa ecuménica llamada «DIAR» que promueve el diálogo, las relaciones, la aceptación y el respeto entre todas las religiones. [3] La Fundación Social Ignacio Ellacuría también cuenta con la iniciativa «TORRE DE BABEL» que promueve «un espacio seguro de autosuficiencia, empoderamiento colectivo e individual, participación social, corresponsabilidad y reivindicación». [4]

La «Capilla Arrupe Etxea», una capilla jesuita que lleva el nombre de Pedro Arrupe, el 28º Superior General de los Jesuitas (Papa Negro). Es la iglesia de los jesuitas en la que los líderes Adventistas del Séptimo Día y los jesuitas se reunieron para lograr la unidad interconfesional. [5]

Pero que unidad se puede esperar entre los Adventistas del Séptimo Día y los jesuitas? Acaso tiene alguna unión Cristo con Belial? (2Cor.6:14-18) No solo la biblia afirma esto, sino también los propios papistas:

«El Adventismo del Séptimo Día no puede cambiar sus puntos de vista sobre que la Iglesia Católica es la Ramera de Babilonia sin admitir que estaba equivocado sobre la adoración del domingo. No puede admitir que el culto dominical no es la marca de la bestia sin cambiar sus opiniones sobre el sábado judío. El adventismo del séptimo día no puede dejar de ser anticatólico sin dejar de ser adventista del séptimo día.» [6]

Siendo esto así, podemos concluir que la única unidad posible con los jesuitas es la que pasa por dejar de lado nuestras creencias. No cabe otra conclusión.

Los jesuitas están impulsando estos «espacios seguros» ecuménicos de la «Torre de Babel» según ellos lo llaman. Pero no existen los «espacios seguros» cuando se trata con los jesuitas. Cada vez que el rebaño de Dios entra en comunión interconfesional con los jesuitas, debe entender que está entrando en una guarida de lobos voraces. En lugar de defender al rebaño, muchos de nuestros líderes Adventistas del Séptimo Día están llevando al rebaño al matadero.

Dios NO nos ha dado un mensaje en esta hora final de la historia de la tierra que nos empuje a construir la Torre de Babel de Roma, ni de buscar ningún tipo de unión con aquellos que han jurado destruirnos. Sin embargo, esto es lo que algunos líderes adventistas están haciendo. ¿Acaso ya no tenemos protestantes a cargo de la obra? ¿Tenemos ahora jesuitas o simpatizantes de los jesuitas en puestos de confianza en todo el adventismo? Estamos viendo asombrados como se manifiesta abiertamente un nuevo espíritu de cooperación y unidad entre los jesuitas y los líderes Adventistas del Séptimo Día. Tendrán estas reuniones cuatro veces al año, según ellos mismos afirman. ¿Quién dará instrucciones a quien? Es evidente que se están haciendo esfuerzos al más alto nivel para llevar a los nuestros a Babilonia con el fin de desarrollar una relación más estrecha y un mejor entendimiento con el papado. Uno no puede evitar hacerse la pregunta más obvia: ¿está Cristo nuevamente siendo vendido, esta vez en el cuerpo de su Iglesia, por el Judas que lleva la bolsa?

En toda la cristiandad se veía amenazado el protestantismo por formidables enemigos. Pasados los primeros triunfos de la Reforma, Roma reunió nuevas fuerzas con la esperanza de acabar con ella. Entonces fue cuando nació la orden de los jesuitas, que iba a ser el más cruel, el menos escrupuloso y el más formidable de todos los campeones del papado. Libres de todo lazo terrenal y de todo interés humano, insensibles a la voz del afecto natural, sordos a los argumentos de la razón y a la voz de la conciencia, no reconocían los miembros más ley, ni más sujeción que las de su orden, y no tenían más preocupación que la de extender su poderío. El Evangelio de Cristo había capacitado a sus adherentes para arrostrar los peligros y soportar los padecimientos, sin desmayar por el frío, el hambre, el trabajo o la miseria, y para sostener con denuedo el estandarte de la verdad frente al potro, al calabozo y a la hoguera. Para combatir contra estas fuerzas, el jesuitismo inspiraba a sus adeptos un fanatismo tal, que los habilitaba para soportar peligros similares y oponer al poder de la verdad todas las armas del engaño. Para ellos ningún crimen era demasiado grande, ninguna mentira demasiado vil, ningún disfraz demasiado difícil de llevar. Ligados por votos de pobreza y de humildad perpetuas, estudiaban el arte de adueñarse de la riqueza y del poder para consagrarlos a la destrucción del protestantismo y al restablecimiento de la supremacía papal. Ellen White {CS54 249.1}

(…) Los jesuitas se esparcieron rápidamente por toda Europa y doquiera iban lograban reavivar el papismo. Ellen White {CS54 249.2}

Los jesuitas están tratando de reunir a toda la cristiandad bajo una sola cabeza, el papado. Roma está trabajando horas extras – tratando de acelerar la migración masiva de las iglesias no católicas a su comunión. Todo esto es parte de la curación de la herida mortal con el objetivo de llevar a todo el mundo a la familia de Babilonia y en última instancia a adorar al dragón. La profecía nos ha advertido de esto – que Roma es la cabeza de este gran movimiento:

«Vi una de sus cabezas como herida de muerte; y su herida mortal fue curada; y todo el mundo se maravilló en pos de la bestia. Y adoraron al dragón que había dado poder a la bestia; y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién es semejante a la bestia?» Apocalipsis 13:3, 4.

Esta pregunta, «¿Quien es como la bestia?» es directamente antagónica al significado del nombre Miguel, que significa «¿Quien es como Dios?» Es evidente que esta bestia es un poder totalmente opuesto al de Cristo, es decir, el Anticristo, y este conflicto después de la sanación de la herida mortal es el más decisivo para todos nosotros. Comulgar o llegar a acuerdos de fe con este poder es una traición a Cristo en abierta rebeldía, y todo el que se mantenga callado es culpable de igual modo que el que se sienta en esas reuniones.

¿Es de fiar un líder Adventista que participa del consejo de tales entidades? ¿Como iglesia, debemos apoyar y sostener este tipo de actividades? «Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado;» Salmo1:1

Es imposible para cualquier Adventista del Séptimo Día participar con los jesuitas, a menos que, por supuesto, ignore el Mensaje de los Tres Ángeles y las advertencias de la inspiración. ¿Cómo podemos participar cuando se nos ha advertido tan claramente? Para confirmar este triste hecho, es desesperante ver en este video de Hope Media, como este mismo teólogo adventista que se junta con los jesuitas, muy respetado en España en los círculos más altos de nuestro liderazgo, bebe del vino doctrinal de Babilonia y predica teología calvinista, que es Agustiniana, totalmente disidente con el mensaje Adventista, con la influencia que tiene sobre toda la iglesia. Y nuestros líderes más proeminentes asienten ante las falsedades que afirma y las aprueban. Y no son asuntos de menor importancia, sino que son asuntos tan básicos como la naturaleza del pecado, la naturaleza humana de Cristo, y las implicaciones que tienen estas verdades fundamentales en la soteriología y escatología adventistas. El auténtico mensaje de la justificación por la fe se ve completamente comprometido mediante este enfoque que anula la verdad del santuario y la perfección del carácter cristiano queda en un segundo plano, siendo algo bonito, pero no imprescindible para la salvación. Es una trampa mortal que solo el estudio por cuenta propia con oración y entrega puede discernir. Dejaremos este asunto en una pincelada, pero volveremos sobre él con más detalle en otro artículo, porque hay mucha tela que cortar en este punto. Se pisotean por completo las declaraciones del Espíritu de Profecía y de la misma Biblia en este asunto clave para la salvación. Vean el vídeo aquí. [7]

Esta actitud por parte de algunos de los nuestros es motivo de gran preocupación. A menos que seamos conscientes de esta situación y comprendamos los peligros asociados al movimiento ecuménico, nunca se tomarán medidas para remediar el problema e invertir la tendencia. La inspiración nos dice que los que persiguen cualquier unión con Roma se encuentran en realidad en una condición espiritual peligrosa y sombría:

«La iglesia que se atiene a la palabra de Dios está irreconciliablemente separada de Roma. Los protestantes estuvieron una vez separados de esta gran iglesia de la apostasía, pero se han acercado más a ella, y siguen en el camino de la reconciliación con la Iglesia de Roma. Roma nunca cambia. Sus principios no se han alterado en lo más mínimo. Ella no ha disminuido la brecha entre ella y los protestantes; ellos han hecho todo el avance. Pero, ¿qué es lo que argumenta el protestantismo de hoy en día? Es el rechazo de la verdad bíblica lo que hace que los hombres se acerquen a la infidelidad. Es una iglesia en apostasía la que disminuye la distancia entre ella y el papado» (Signs of the Times, 19 de febrero de 1894).

¿Ya no hay adventistas del séptimo día protestantes en España? El Papa jesuita Francisco con el actual 31º general de los jesuitas, Arturo Sosa (papa negro).

En lugar de participar en la sanación de la herida mortal, los Adventistas del Séptimo Día están llamados a proclamar el Mensaje de los Tres Ángeles, aquel que venía muy bien representado en el logo de nuestra institución, pero que inexplicablemente se cambió, en augurio del cambio de identidad y misión que con pasmoso éxito se ha estado intentando implementar.

«En el mismo tiempo en que vivimos, el Señor ha llamado a su pueblo y le ha dado un mensaje que debe llevar. Los ha llamado a exponer la maldad del hombre de pecado que ha hecho de la ley dominical un poder distintivo, que ha pensado en cambiar los tiempos y las leyes, y en oprimir al pueblo de Dios que se mantiene firme para honrarlo guardando el único y verdadero sábado, el sábado de la creación, como santo para el Señor» (Evangelismo, 233).

Hemos sido levantados como pueblo para deshacer el daño hecho a la ley de Dios por el poder papal de la profecía:

«El Señor tiene un mensaje especial para que sus embajadores lo lleven. Deben dar al pueblo la advertencia, llamándolo a reparar la brecha que ha hecho el papado en la ley de Dios» (Evangelismo, 225).

¿Hasta dónde llegaremos en el camino del ecumenismo? ¿Correremos ahora a los brazos de los jesuitas? Si Dios dice que prediquemos su advertencia contra la bestia, la imagen y la marca, ¿qué camino vamos a tomar nosotros? ¿El de buscar unión precisamente con su ejército? «De ninguna manera», diría Pablo!! El verdadero pueblo de Dios se alejará de estos enredos interconfesionales y seguirá adelante con el último mensaje de misericordia para el mundo. Esto debe hacerse; no sea que nos pongamos voluntariamente al borde de la autodestrucción. En vez de buscar el favor del mundo, más vale tenerlo como enemigo, pero tener el respaldo de Dios. Es una gran bendición tener la luz que ha brillado sobre nosotros como pueblo, pero entraña una gravísima responsabilidad. Si seguimos así, provocaremos la arcada final del Testigo Fiel, y ningún «espacio seguro» podrá ser hallado para nosotros. No encuentro palabras para expresar la urgencia y gravedad del asunto. Todavía se encuentran almas fieles en Babilonia, y Dios quiere que lleguemos a ellas antes de que sea demasiado tarde. Pero esto no se hace a través de los pactos con el enemigo, sino predicando la verdad tal como es, y dejando el resto a Dios. ¿Qué diría un católico pensante, al que le predicamos el mensaje adventista al ver nuestra respuesta positiva a los avances del ecumenismo? No diría que nos contradecimos? O al menos que ignoramos el Espíritu de Profecía que decimos creer.

«A pesar de las tinieblas espirituales y el alejamiento de Dios que existen en las iglesias que constituyen Babilonia, el gran cuerpo de los verdaderos seguidores de Cristo todavía se encuentra en su comunión … Llegará el momento en que los que aman a Dios supremamente ya no podrán permanecer en conexión con los que son «amantes de los placeres más que de Dios; Entonces la luz de la verdad brillará sobre todos aquellos cuyos corazones estén abiertos a recibirla, y todos los hijos del Señor que permanezcan en Babilonia escucharán el llamado: «Salid de ella, pueblo mío» (El Conflicto de los Siglos, 390).

Puede acaso «la luz de la verdad brillar» desde «los espacios seguros interconfesionales» con los jesuitas?

Parece que los adventistas hemos estado esperando y soñando con la ley dominical, haciendo una especie de mapa mental de lo que iba a ser la crisis final (marca de la bestia), y toda esta situación sanitaria nos ha pillado por sorpresa. Ya no el virus en sí, porque sabíamos que habría pestilencias, sino la reacción desmesurada en las medidas tomadas, las continuas narrativas falsas presentadas como oficiales, y el claro empuje hacia la «vacunación» con substancias génicas y contenidos metálicos imantados, usando todo tipo de métodos de coacción y manipulación para que aceptemos pincharnos el veneno transgénico, volviendo evidente el hecho de que el propio pinchazo era el plan desde el principio. No se trata de una situación sanitaria, sino que se usa la plandemia para derrocar el estado de cosas a nivel económico y social, y crear el contexto en el que pueda ser implementada la marca de la bestia. Esto queda patente cuando escuchas a líderes de la OMS diciendo que «las cosas no van a volver a ser nunca mas como eran, a pesar de vacunarse todos» (Tedros, DIRECTOR OMS) o a mandatarios multibillonarios que «esta crisis sanitaria no va a ser nada comparada con la crisis del clima» (Bill Gates, … NADIE). Estos no son más que ecos de «Laudato Si», que dejan claro quien mueve los hilos tras el escenario.

Pero cuando el «adventista de a pie» mira a sus dirigentes para buscar consejo (ya empezamos mal, porque es a Cristo a quien deberíamos pedir consejo), ve que éstos buscan terreno común justo con aquellos que nos llevan intentando destruir desde antes de nacer. Es más que confuso constatar que no solamente hemos perdido el rumbo como institución, sino que estamos más desunidos que nunca, con luchas doctrinales internas, divisiones, censuras, mentiras, sermones vacíos, apariencia de piedad, pero negando la eficacia de ella. Cualquiera que nos vea diría que el que haya intentado destruirnos casi lo ha conseguido. «Casi», gracias a la misericordia infinita de Dios. ¿Puede ser que Dios nos haya dejado llegar a esta situación para enseñarnos una lección? ¿Puede ser que el rechazo del «preciosísimo mensaje» de 1888 y que aun hoy no se ha aceptado por la mayoría, (como pueden ver en el video de Ranieri Sales & compañía) tenga algo que ver en esta crisis? ¿De qué sirven todas las propiedades, locales,  colegios, universidades, hospitales, clínicas, residencias … si para mantenerlos hemos vendido lo más precioso que teníamos: nuestro mensaje, la Palabra del Dios Vivo? En los años 50 quisimos ser como el mundo, que nos reconozcan como iglesia y no nos llamen secta, y Dios nos dejó. Hicimos compromisos doctrinales, y Dios no lo impidió, y esas semillas de apostasía han ido creciendo y madurando. Ahora pues, nos toca recoger los tristes frutos de todo aquello. Creo que queda poco margen para despertar, y arrepentirnos, muy poco. ¿Nos daremos cuenta de nuestra triste condición aún en esta undécima hora? Escribo estas líneas con un nudo en la garganta pidiendo a Dios que me despierte si esto es una pesadilla. Quiero mi Iglesia Adventista de vuelta, donde entrar sea un soplo de aire fresco, donde el precioso mensaje no sea alterado ni socavado, sino predicado con poder  y Dios añada cada día las almas que hayan de ser salvas.

Me atrevo a especular, y el tiempo lo dirá pronto, que el contenido de esas reuniones consistirá entre otras cosas en directrices para promover la «vacuna» en nuestras iglesias. Esto lo afirmo porque hace muy poco el papa decía que la estrategia a seguir es que los líderes religiosos convenzan a los feligreses de que la vacunación es un deber moral. Fíjate que disparate. Así que si vemos un movimiento repentino de promoción de venenos en jeringa en nuestras iglesias, confirmaremos esta teoría, ya que el papado es el promotor más empedernido de los venenos en jeringa, y sabrá Dios lo que contiene esa pócima. Para mas información sobre las vacunas, lean éste artículo.

Mis queridos, el tiempo es corto y no podemos tirar de las lámparas de aceite de los líderes, más aún viendo en qué dirección andan algunos. Pero, aunque fueran en la dirección correcta, no podemos fiarnos de lo que nos digan sin masticar. Vayamos a la Biblia y al Espíritu de profecía y asimilemos este «pan que descendió del cielo» individualmente, «a ver si estas cosas son así». Es obligación individual de cada uno basar nuestra fe en un firme «escrito está», de lo contrario estaremos construyendo sobre arena, y la tormenta está al caer. Debemos estar unidos, pero bajo la bandera de Cristo, no vale cualquier unión. Y no debemos abandonar nuestra misión, aunque se desplomen los cielos. Quien está con nosotros es mucho más fuerte que cualquier gobierno o iglesia apóstata, o ejército del infierno. Hay ángeles poderosos que guardan a los que cumplen su deber, y nos librarán de todo mal. Y aunque no nos libren, ¿qué nos queda en esta tierra más que miseria y sufrimiento? No vendáis el cielo tan barato. ¡No vendáis a Cristo que se dió a si mismo y arriesgó TODO para poder salvarnos! Subamos el estandarte y avancemos por fé! Estoy convencido que hay muchos que no han doblado su rodilla ante Baal. ¡Ahora es el momento de hablar! Y si no es ahora, ¿cuando? ¡Digamos a la Unión Adventista nuestra opinión sobre estas reuniones y cancelemos todo compromiso! La iglesia Adventista del Septimo Día es dirigida por el pueblo, y los líderes son simples servidores. Si no sabéis esto es porque alguien no ha querido que lo sepáis. Esta es la iglesia de Dios y es su templo y cuerpo. Si permitimos este tipo de actitudes, aunque sea con nuestro silencio, seremos partícipes de ellas y de sus consecuencias. Que Dios nos ayude a dejar de jugar a calentar bancos, y tomar las decisiones correctas, con serenidad y valentía.

 

Edición 05.06.2021

Desde la dirección de ésta revista, hemos contactado a la UAE y nos han asegurado que no sabían nada de estas reuniones, a pesar de que en el post de facebook de esta fundación jesuita dice claramente que la siguiente reunión tendrá lugar en las dependencias de la Iglesia Adventista. Les hemos sugerido que sería bueno distanciarse de estas reuniones en una nota de prensa, tal como se hizo en Italia con el caso de Giovanni Caccamo y la carta de Bolonia, para confirmar con hechos que como iglesia no tenemos nada que ver con estas reuniones, y que Ranieri Sales realmente fue por su cuenta a estas reuniones. Sin embargo nos han transmitido que éstas reuniones tienen más bien un carácter social, y que no es lo que mas les preocupa ahora mismo. No obstante han prometido que «hablarían con Ranieri» sobre lo ocurrido.

Sobre el «carácter social» de estas reuniones, juzguen ustedes mismos. Este es el motivo declarado públicamente en la página web de esta sociedad, y así se lo hemos hecho saber a la UAE:

INTERRELIGIOSO, es decir, poniendo como objetivo, aunque sea difícil, el llegar a una verdadera comprensión y aprecio  mutuos. Que podamos convivir no en juxtaposición – eso siempre ha existido – sino como hermanos y hermanas.

Sabemos que estas buenas prácticas no son fáciles de manejar. Sabemos que el diálogo interreligioso tiene un camino largo por delante. Cada persona es fruto del ambiente social, del entorno en donde ha sido educado, de la religión que ha conocido en su infancia. Sabemos que para cada una de esas personas la mejor religión, es la suya, cuando no dice que es la única posible … eso lo percibimos en cada reunión y no nos asusta, ni nos perturba. Son realidades que se irán desvaneciendo con el tiempo. Para eso nos reunimos, para que desaparezca lo que nos separa y entre con fuerza lo que nos une.

http://fundacionellacuria.org/que-hacemos/dialogo-interreligioso/

 

Yo creo que no necesitamos reunirnos con los jesuitas para «llegar a una verdadera comprensión y aprecio mutuos». Si fuera para predicarles el evangelio, por supuesto, ¡cómo no! Pero tenemos algo que apreciar del catolicismo y del jesuitismo? Tenemos que reunirnos para que «desaparezca lo que nos separa»? Hagan una lista de las creencias que nos separan y tendrán una lista de las doctrinas bíblicas adventistas.

(…) Enseñaban a sus hijos a tener en aborrecimiento al papado y sostenían que tratar de congeniar con Roma equivaldría a traicionar la causa de Dios. Pero ¡cuán diferentes son los sentimientos expresados hoy! {CS 551.1}

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