En mi forma de abordar asuntos tan sensibles, me gusta contrastar la información y ser cauteloso a la hora de advertir sobre algún asunto de tan tremenda importancia como lo es la tan profetizada ley dominical. El motivo de este enfoque es evidente. Sería contraproducente gritar ¡lobo! ¡lobo! cuando no hay tal cosa. Pero dado el peso de la evidencia, me siento obligado a escribir este artículo. Dicho esto, a pesar de que haya evidencia contundente, no olvidemos que Dios puede intervenir en cualquier plan humano y arruinarlo por completo si Él ve que no es el momento, o al contrario, dejarlo desarrollarse.
Ha llegado a mis manos un documento del partido republicano (derecha religiosa) de EEUU, que está redactado y diseñado para concretar todos aquellos asuntos de interés nacional que según ellos se deben empezar a implementar inmediatamente después de la toma de poder por parte de este partido (en caso de que gane las elecciones del 2024) a partir del 20 de Enero de 2025. El documento es muy amplio, y aborda todas las áreas donde según ellos se deben hacer mejoras o intervenciones, detallando tanto la medida como la forma de implementación, con el objetivo de que estos cambios se hagan cuanto antes.
El documento entero está disponible (inglés) para su descarga en este enlace. Quiero llamar vuestra atención a la página 589, cuyos párrafos de interés voy a traducir íntegramente aquí, con énfasis añadido:
El descanso del sábado. Dios ordenó el sábado como día de descanso, y hasta hace muy poco la tradición judeocristiana trataba de cumplir ese mandato mediante la regulación moral y legal del trabajo en ese día. Además, un día de descanso compartido hace posible que las familias y las comunidades disfruten del tiempo libre juntas, en lugar de como individuos atomizados, y proporciona una cadencia de vida más saludable para todos. Desgraciadamente, ese día de descanso comunitario se ha erosionado bajo las presiones del consumismo y el secularismo, especialmente para los trabajadores con bajos ingresos.l
El Congreso debería fomentar el descanso comunitario modificando la Ley de Normas Laborales Justas (FLSA) para exigir que se pague a los trabajadores tiempo y medio por las horas trabajadas en sábado. Ese día sería, por defecto, el domingo, salvo en el caso de los empleadores que observen religiosamente un sábado en un momento distinto (por ejemplo, de la puesta de sol del viernes a la puesta de sol del sábado), en cuyo caso la obligación se trasladaría a ese período. Los lugares de culto (en la medida limitada en que puedan tener empleados cubiertos por la FLSA) y los empleadores legalmente obligados a operar las veinticuatro horas del día (como los hospitales y los equipos de primeros auxilios) estarían exentos, al igual que los trabajadores que de otro modo estarían exentos de las horas extraordinarias.
Opinión alternativa. Mientras que algunos conservadores creen que el gobierno debería fomentar ciertas observancias religiosas haciendo que sea más caro para los empresarios y los consumidores no participar en esas observancias, otros conservadores creen que el papel del gobierno es proteger el libre ejercicio de la religión eliminando barreras en lugar de erigirlas. Mientras que la imposición de normas sobre las horas extraordinarias en sábado provocaría mayores costes y un acceso limitado a bienes y servicios y reduciría el trabajo disponible en sábado (al tiempo que incentivaría a algunas personas -a través de salarios más altos- a desear trabajar en sábado), el papel adecuado del gobierno para ayudar a que las personas puedan practicar su religión es reducir las barreras a las opciones de trabajo y a las relaciones fructíferas entre empleadores y empleados. El resultado: amplias opciones de trabajo que no requieran trabajar en sábado, de modo que las personas que desempeñen funciones que a veces requieran trabajar en sábado puedan negociar directamente con su empleador para conseguir el horario que deseen.
A pesar de que este no es un borrador de ley, es una declaración de intenciones por escrito, que es el nido donde se forman las leyes. Por eso, aunque la ley puede tomar un rumbo muy diferente a lo que leemos aquí, lo que sabemos seguro es que habrá una ley que regule el descanso semanal en 2025. Ver este asunto en una agenda política a implementar de aquí a un año y cuatro meses es algo que debería encender todas las alarmas en cualquier adventista.
Primero de todo, no sean ingenuos, es evidente que cuando dicen sábado (Se usa «sabbath» en inglés, que es diferente a «saturday», que es el nombre del dia sábado. En español puede ser confuso porque ambos terminos están bajo la misma palabra) se refieren a Domingo, y además declaran abiertamente que se refieren a Domingo cuando dicen que «ese dia (sabado) por defecto será domingo». En el primer párrafo, como argumento a favor, dice que «hasta hace muy poco la tradición judeocristiana trataba de cumplir ese mandato mediante la regulación moral y legal del trabajo en ese día». ¿Que entidad político-religiosa basada en la tradición judeocristiana trataba de cumplir ese mandato mediante la regulacion moral y legal del trabajo en ese día? Solo hay una, el papado, la gran ramera de la que habla la profecía de Apocalipsis 13, cuya herida mortal (1798) fue sanada. Y esta bestia vuelve a la carga, esta vez a través de la imagen de la bestia que el protestantismo apóstata esta erigiendo. La profecía se cumple asombrosamente delante de nuestros ojos.
No sé cuantos de ustedes han leído la intervención de A.T Jones en el Congreso de los EEUU, en contra de la propuesta de ley dominical del senador Blair en 1888. Los argumentos de los papistas eran muy similares a éstos. Ellos decían que habría una exención en la ley para los que quisieran guardar el sábado bíblico. Sin embargo Jones argumentaba que si necesitaban una exención de la ley para ejercer su derecho, eso mismo era prueba de que la ley era errónea. De la misma forma Jones fue preguntado si estaría de acuerdo con una ley que obligara a guardar el sábado del séptimo día (tal vez pensando que Jones contestaría que si), a lo que Jones contesto rotundamente no, porque el deber del hombre para con Dios es algo que le concierne a él en su conciencia e intimidad, y no es algo en lo que el estado se deba entrometer. Había representantes de otras denominaciones presentes para hablar en contra de esta propuesta de ley, pero al ver la superioridad de los argumentos de Jones, le cedieron su turno para que siguiera hablando. “Dad al Cesar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” decía Jones con valentía y lleno del Espíritu Santo en medio del Congreso de los EEUU, y los papistas no pudieron más que dar marcha atrás avergonzados.
Ciertamente vivimos momentos solemnes, que muchos hombres de Dios quisieran haber podido vivir. La experiencia del pueblo que pase por esta tribulación será semejante a la de Moisés y a la de Cristo, por eso cantaremos el cántico de Moisés y del Cordero. Moisés es el ejemplo de valentía ante un estado opresor, con una fe inquebrantable anclada en la Roca Eterna, cruzando mares (gentes, pueblos, muchedumbres) imposibles de cruzar por la acción humana, pero sabiendo y viviendo que nada es imposible para Dios. Y el Cordero es ejemplo de perfección de carácter para la última generación, victoria absoluta sobre el pecado y el mundo, a través del poder infinito del Espíritu Santo, siendo partícipes de naturaleza divina, y mostrando al mundo y al universo lo que el Evangelio es capaz de hacer con un pecador. Es entrega completa y absoluta a la voluntad de Dios incluso si eso significa la condena a muerte. ¿Quieres hacer un Éxodo del mundo y del pecado y partir a través de los enfurecidos mares, abiertos por el poder del Dios infinito, hacia la patria prometida?, o ¿quieres seguir aferrado a las ollas de carne de Egipto, a la esclavitud y la servidumbre? La ventana para tomar esta decisión está cerrándose rápidamente para los adventistas del séptimo día. El día de la salvación es HOY.
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