El pasado 19 de diciembre de 2020, la Revista Adventista Española publicó un artículo en el que se alegaba que las vacunas han sido fundamentales para la longevidad y han brindado protección contra muchas enfermedades. En dicho artículo, además, se intentaba convencer a los miembros de nuestra iglesia de por qué debían vacunarse contra el Covid 19. [1]
Me siento en el deber de informar a los miembros de iglesia sobre los peligros para la salud que causan las vacunas contra el Covid 19. Me parecen preocupantes algunas declaraciones que se hacen en el artículo y me gustaría aclararlas desde este medio.
El Espíritu de Profecía no avala la vacunación
En primer lugar, se alega que Elena White se vacunó contra la viruela y que también lo hicieron sus colaboradores más cercanos. En la bibliografía se cita una declaración con fecha 12 de junio de 1931 de D.E Robinson.
Sin embargo, no hay pruebas de que Ellen White haya recibido la vacuna contra la viruela o alguna otra vacuna. Unos meses antes de su muerte, D.E Robinson habló con Elena de White sobre la vacunación y escribió: “Le mencioné el asunto un día, pero no pude obtener nada definitivo. Los escritos de la hermana White contienen los principios generales que deben guiarnos en todo nuestro trabajo. Sin embargo, en lo que respecta a los detalles, es necesario que los estudiemos y saquemos nuestras propias conclusiones. Debido a nuestras limitaciones finitas, no siempre pensamos igual en algunos de estos asuntos.” (D.E Robinson, carta 10 de Febrero de 1915, QA 34-3-2)
Me pregunto, ¿por qué en 1915 D.E Robinson afirma que la hermana White no le dijo nada definitivo sobre la vacunación y luego en 1931, llegó a decir que “ella misma fue vacunada e instó a sus ayudantes a vacunarse”? (D.E. Robinson to Clarence Hocker, June 12, 1931, EGWE)
La declaración de D.E Robinson 1915 está hecha cuando Ellen White estaba viva, y no es compatible con la que hizo 16 años mas tarde, por lo que podemos deducir que la declaración posterior de 1931 no es verdadera. También es muy inquietante que D.E Robinson en su relato de 1931 agregó: “La hermana White reconoció el hecho de que se ha demostrado que la vacunación lo vuelve a uno inmune a la viruela o alivia en gran medida sus efectos si uno se enferma.” (D.E. Robinson to Clarence Hocker, June 12, 1931, EGWE)
La idea de que las vacunas producen inmunidad se basa en la teoría de los gérmenes de Pasteur, que él mismo admitió que era falsa en su lecho de muerte. Entonces, decir que la hermana White recibió la vacuna no es cierto, decir que se la recomendó a otras personas tampoco lo es, decir que reconoció que las vacunas producen inmunidad es definitivamente falso.
En 1924, William C. White, hijo de la hermana White, escribió al Dr. L.C Kellogg, en Loma Linda, California. Kellogg había preguntado acerca de la actitud de Elena hacia la vacunación. Según W. C. White «ella lo consideraba un asunto desconcertante.” (William C. White to L.C Kellogg, February 5, 1924, Q and A 34-E-2, Ellen G.White Estate, Inc.)
Nuestro mensaje de salud siempre se ha caracterizado por un énfasis en la alimentación y los remedios naturales. Los Adventistas del Séptimo día comenzamos nuestro ministerio de la reforma pro-salud, como resultado de las revelaciones divinas dadas por Dios a Elena G. de White entre 1863 y 1866. La hermana White enseñó que debemos usar medios naturales para tener buena salud o tratar las enfermedades en caso de que estas se manifiesten. Ella promovía el uso de hierbas como remedios, la hidroterapia, el descanso, el sol, el ayuno, el aire fresco etc. Condenó el uso del tabaco y de la cafeína por ser nocivo para la salud mucho antes de que lo hiciera la ciencia médica oficial. También abogó por la dieta vegetariana, como dieta ideal para el ser humano.
En sus escritos podemos encontrar también su oposición al uso de medicamentos tradicionales. Veamos algunas de sus citas más significativas:
“No se deben usar drogas [medicamentos] venenosas” (Medical Ministry, pág 16).
“El uso de drogas [medicamentos] «es un engaño y una farsa”. (Carta 59, 1898).
“En nuestros sanatorios, abogamos por el uso de remedios sencillos. Desaconsejamos el uso de medicamentos, porque envenenan la corriente de la sangre. En estas instituciones debe darse una instrucción sensata sobre cómo comer, cómo beber, cómo vestirse y cómo vivir para que la salud sea preservada” (Consejos sobre el régimen alimenticio pág. 358)
En una carta al Dr Kellogg le dijo: “En ningún caso Vd. debe ser como los médicos del mundo exaltando la alopatía (medicina tradicional) por encima de cualquier otra práctica, y llamar a todos los demás métodos charlatanería y error; porque desde el principio hasta el presente, los resultados de la alopatía (el uso de drogas como medicamentos para suprimir los síntomas) han hecho una demostración objetable… La medicación con drogas [medicamentos] ha roto el poder de la maquinaria humana y los pacientes han muerto.” (Carta 67, 1899)
“Debe haber una reforma entre la fraternidad médica o la iglesia será purgada de aquellos que no serán cristianos de la Biblia. Es demasiado tarde para la exhibición del espíritu que se revela entre los médicos que practican el uso de drogas [medicamentos]. Dios lo aborrece.” (Carta 48, 1892)
“Por el uso de drogas [medicamentos] venenosas muchos se acarrean enfermedades para toda la vida, y se malogran muchas existencias que hubieran podido salvarse mediante los métodos naturales de curación. Los venenos contenidos en muchos así llamados remedios crean hábitos y apetitos que labran la ruina del alma y del cuerpo… La medicación por medio de drogas [medicamentos], en la forma como se la práctica actualmente, es una maldición. Hay que educar a la gente para que se aleje del empleo de drogas [medicamentos]. Hay que usarlas cada vez menos y hay que confiar cada vez más en los recursos de la higiene; entonces la naturaleza responderá a la acción de los médicos de Dios: aire puro, agua pura, ejercicio adecuado y una conciencia limpia. Los que insisten en el uso de té, café y carne sentirán la necesidad de drogas [medicamentos], pero muchos podrían recuperarse sin medicinas si obedecieran las leyes de la salud. Es necesario utilizar las drogas sólo infrecuentemente.” (Consejos para la iglesia 189)
“Los medicamentos nunca curan la enfermedad; sólo cambian su forma y ubicación… Cuando se introducen medicamentos en el sistema, durante un tiempo parecen tener un efecto beneficioso. Puede producirse un cambio, pero la enfermedad no se cura. Se manifestará de otra forma… La enfermedad para cuya curación se ha administrado el medicamento puede desaparecer, pero sólo para reaparecer en una nueva forma, como enfermedades de la piel, úlceras, articulaciones dolorosas y enfermas, y a veces en una forma más peligrosa y mortal… La naturaleza sigue luchando, y el paciente sufre con diferentes dolencias, hasta que se produce un repentino colapso en sus esfuerzos, y le sigue la muerte.” (Healthful living , pág 243).
“Deben establecerse instituciones para tratar a los enfermos sin drogas[medicamentos].” (Healthful living, pág.243)
“El asunto quedó abierto ante mí y la triste carga de los resultados de la medicación con medicamentos. Se me dio la luz de que los adventistas del séptimo día deben establecer instituciones de salud sin tener en cuenta todas estas invenciones que destruyen la salud. Los médicos deben tratar a los enfermos sobre la base de principios higiénicos.” (Medical Ministry, pág 229)
“Entonces, ¿continuarán los médicos utilizando las drogas [medicamentos], que dejan un mal mortífero en el organismo y destruyen esa vida que Cristo vino a restaurar? Los remedios de Cristo limpian el organismo. Pero Satanás ha tentado al hombre para que introduzca en el organismo lo que debilita la maquinaria humana, lo que atasca y destruye el delicado y hermoso orden establecido por Dios. Las drogas [medicamentos] administradas a los enfermos no restauran sino que destruyen. Las drogas nunca curan. En cambio, colocan en el organismo semillas que producen una cosecha amarguisima…” (Mensajes Selectos tomo II, pág 331)
“Nuestro Salvador es el restaurador de la imagen moral de Dios en el hombre. Ha puesto en el mundo natural remedios para los males humanos, a fin de que sus seguidores tengan vida en abundancia… El Señor ha proporcionado antídotos contra las enfermedades por medio de plantas sencillas –y éstos pueden utilizarse por fe, y sin abdicar por ello de la fe; porque al utilizar las bendiciones provistas por Dios para nuestro beneficio estamos colaborando con él-. Podemos emplear el agua, el sol y las hierbas que él ha hecho crecer, a fin de curar las enfermedades producidas por indiscreción o accidente. No manifestamos una falta de fe cuando pedimos a Dios que bendiga sus remedios. La verdadera fe agradecerá a Dios por el conocimiento acerca de cómo utilizar estas preciosas bendiciones en una forma que restaure el vigor mental y físico.” (Mensajes Selectos Tomo II, pág 331)
“El Señor ha dado algunas hierbas sencillas del campo que a veces son beneficiosas: y si cada familia fuera educada sobre cómo usar estas hierbas en caso de enfermedad, tal sufrimiento podría prevenirse y no es necesario llamar a ningún médico. Hierbas simples y elaboradas, utilizadas inteligentemente, habrían recuperado a muchos enfermos que han muerto bajo la medicación de drogas [medicamentos].” (Carta 82,1897)
Como podemos observar, ella no estaba para nada de acuerdo con la medicina convencional y el uso de medicamentos que dañan la salud. Por lo tanto, es totalmente improbable que estuviera a favor de las vacunas si viviera hoy en día, debido a los ingredientes que estas contienen, entre los que se encuentran metales pesados como el mercurio o timerosal, y el aluminio (que afectan gravemente al cerebro pudiendo causar enfermedades neurológicas e incluso la muerte) tal y como puede comprobarse en este documento oficial del Centro de Control de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, así como en muchos prospectos de vacunas que se administran en la actualidad. Documento CDC aquí
Además de estos metales pesados, en las vacunas se suelen utilizar células de fetos abortados tal y como declaró en un juicio bajo juramento el doctor Stanley Plotkin como podrán comprobar haciendo clic aquí
De hecho, en el prospecto de la vacuna contra el Covid 19 de la casa farmacéutica “Astrazéneca” se lee claramente: “Adenovirus de chimpancé que codifica para la glicoproteína de la espícula de SARS-CoV-2 (ChAdOx1-S) *Producido en líneas celulares procedentes de células embrionarias de riñón humano (HEK) 293.” El prospecto puede encontrarse en este link de la Agencia Europea del Medicamento.
Ningún adventista en su sano juicio querría introducir en su cuerpo venenos como lo son el mercurio y el aluminio, adenovirus de chimpancé y mucho menos células procedentes de abortos humanos.
Con respecto al mercurio que hoy en día se incluye en una gran cantidad de vacunas, Elena White declaró en su época: “Medicinas corrientes como la estricnina, el opio, el calomel, el mercurio y la quinina, son venenos.” (Mensajera del Señor, pág 284)
Posición Oficial Adventista
En el artículo publicado por la Revista Adventista Española y escrito por el Ministerio de Salud de la Conferencia General junto con la Facultad de Farmacia de la Universidad de Loma Linda, se hace referencia a la posición oficial sobre vacunación que adoptó la iglesia el 2 de Marzo de 2015 y que puede leerse haciendo clic aquí
En dicha declaración oficial se manifiesta que los miembros de la iglesia deben “participar responsablemente” en la vacunación para la prevención de enfermedades y la promulgación de la “inmunidad de rebaño”. La declaración oficial alega que la vacunación es consistente con el “fuerte énfasis del adventismo en la salud y el bienestar”. Se dice que esta posición se basa en “la revelación bíblica, los escritos inspirados de Elena G. White y en la literatura científica revisada por expertos”.
La declaración también alega que “no hay ninguna razón religiosa o basada en la fe” para que los adventistas del séptimo día se nieguen a participar en los programas de vacunación. Sin embargo, al argumentar que “no hay ninguna razón religiosa o basada en la fe” para que los miembros de la iglesia se nieguen a participar en los programas de vacunación, la declaración oficial socava la conciencia individual de los miembros comprometidos que quieren proteger a sus hijos, familiares y a sí mismos de este procedimiento médico no deseado.
Asimismo, ignoran todas las recomendaciones de salud dadas por la hermana White de no introducir venenos en nuestro cuerpo, como lo es, por ejemplo, el mercurio. También socavan el principio bíblico de cuidar nuestros cuerpos como templos del Espíritu Santo que encontramos en 1ª de Corintios 6:19.
En palabras de un escritor adventista preocupado por el tema: “Resulta paradójico que una iglesia se comprometa a ejercer considerables recursos financieros para ayudar a sus miembros a no perder su empleo debido a la infracción del sábado, pero se lave las manos ante los miembros que no quieren que se les inyecten toxinas, venenos, metales pesados, células procedentes de abortos y partículas animales impuras en su cuerpo, cuando pueden producirse riesgos reales de lesiones y/o muerte. Uno tiene que hacerse serias preguntas acerca de lo grave que es que una iglesia que promueve la libertad de conciencia para observar el sábado, simultáneamente socave una creencia religiosa de conciencia cuyo objetivo es proteger la salud del cuerpo. Cualquier política que se oponga a la libertad de conciencia en aras de un “bien mayor”, especialmente en lo que se refiere a la integridad del cuerpo, debe ser vista con profundo escepticismo, especialmente por aquellos con un mensaje sobre el fin de los tiempos que advierte de la creciente pérdida de libertad”. (Vaccination, a petition to the General Conference of the Seventh day Adventist Church, by Timothy Perenich)
Con respecto a la conciencia, Ellen White remarcó: “Dios nunca fuerza la voluntad o la conciencia; pero el recurso constante de Satanás – para obtener el control de aquellos a quienes no puede seducir de otra manera- es la compulsión por medio de la crueldad. Mediante el temor o la fuerza, se esfuerza por dominar la conciencia y asegurarse el homenaje a sí mismo. Para conseguirlo, trabaja a través de las autoridades religiosas y seculares, moviéndolas a la aplicación de las leyes humanas en desafío a la ley de Dios.” (El conflicto inminente, pág. 74)
Posición Bíblica
En cualquier época de la historia, la ley de Dios ha sido, es y será el criterio que rige a los que creen y obedecen a Jesús. La ciencia, y las leyes terrenas no superan la Palabra de Dios. Ser “diestro en toda sabiduría, y astuto en el conocimiento” con la capacidad de “entender la ciencia” no hizo que Daniel y sus amigos dejaran de lado la ley moral y dietética de Dios cuando estaban cautivos en Babilonia.
La ciencia, aplicada correctamente, debe estar en armonía con lo que Dios ha declarado verdadero y correcto. Daniel y sus amigos sostenían opiniones contrarias a la “ciencia” y la “medicina” de la época, ya que no estaban de acuerdo con el requisito dietético obligatorio porque creían que la comida del rey era impura y contraria a la ley de Dios. Al igual que hicieron Daniel y sus amigos, en lugar de dejar de lado el precepto divino por la estima del mundo, un verdadero creyente temerá a Dios por encima de los hombres. Si apoyamos el derecho de Daniel y sus amigos a resistir la sabiduría convencional y los mandatos del gobierno, entonces ¿por qué no deberíamos apoyar a los creyentes adventistas de conciencia que se apoyan en “la ley y el testimonio” para rechazar las vacunas? Si es una cuestión de conciencia rechazar los mandatos gubernamentales sobre la dieta (lo que nos llevamos a la boca) ¿por qué no es una cuestión de conciencia igualmente rechazar la legislación coercitiva para la inyección de vacunas en nuestro torrente sanguíneo?
Timothy Perenich escribe lo siguiente en su libro “Vaccination”: “La vacunación afecta al torrente sanguíneo y no es esencial para la vida humana o para tener una buena salud. Los preceptos de la Sagrada Escritura y de la pluma inspirada por Dios no pueden ser abrogados en materia de vacunación. El cuerpo humano es templo del Espíritu Santo y pertenece al Señor. Por lo tanto, el derecho del gobierno, de los médicos o de los líderes eclesiásticos a restringir la conciencia individual (en lo que respecta a la salud del cuerpo humano) es dudoso, especialmente cuando las razones para ordenar la vacunación se basan en la sabiduría convencional, la ciencia y la política pública. (Vaccination, a petition to the General Conference of the Seventh day Adventist Church, by Timothy Perenich)
“En la Biblia encontramos como los hebreos tenían medidas de higiene y salud para la prevención de las enfermedades. Esto era debido a que Dios deseaba apartar a su pueblo en la forma que comían, bebían, adoraban, oraban, vivían e incluso en la forma en la que prevenían y trataban las enfermedades. En Levítico encontramos algunos textos que explicaban cómo tratar las enfermedades contagiosas y frenar su propagación. Estos métodos eran la dieta, la higiene, y la cuarentena [de los individuos afectados]. Las medidas registradas en las Sagradas Escrituras para la nación hebrea eran distintas en comparación con las de otras civilizaciones. En el manejo bíblico de la enfermedad está ausente el concepto de enfermar a la gente con virus para tratar de curarla (concepto en el que se basan las vacunas actuales). No existe el método de contaminar la sangre con la enfermedad para combatirla, ni la ingestión de alimentos impuros para sanar.” (Vaccination, a petition to the General Conference of the Seventh day Adventist Church, by Timothy Perenich)
“En el Nuevo Testamento, se apoyan los métodos de curación en los que la fe en Dios es central, la sangre sigue considerándose sagrada y los remedios se basan en la naturaleza. Mientras que en el Nuevo Testamento predominan los actos del Espíritu Santo a través de los creyentes y los milagros de Jesús, todavía hay espacio para la medicina natural, la reforma de la dieta y la terapéutica fisiológica. En contraste con otros textos antiguos, la Biblia no aboga por remedios que se opongan a las leyes sanitarias de Dios, que integren el uso de metales tóxicos o envenenen el flujo sanguíneo con costras, o pus tal y como lo hacían las primeras vacunas existentes, y algunos pueblos que en la antigüedad utilizaron costras de enfermos de viruela y las colocaban en la nariz de otras personas que no estaban infectadas.” (Vaccination, a petition to the General Conference of the Seventh day Adventist Church, by Timothy Perenich)
El caso de la viruela
La viruela ya era conocida en el antiguo Egipto y Oriente desde el siglo XVIII antes de Cristo [2], y en el registro de la antigua China hay testimonios de casos de viruela en el año 1122 a.c [3]. Para intentar prevenir esta enfermedad, se tomaban pústulas de viruela, se abría la piel y se introducían estas pústulas bajo la piel lacerada de un individuo sano. [4]
Sin embargo, a pesar de que muchas naciones antiguas sufrieron la viruela, no encontramos ningún ejemplo de que los hebreos se enfrentaran a ella. Es razonable pensar, que, si la viruela hubiera afligido a los hebreos, entonces se encontraría alguna referencia a ella en las Sagradas Escrituras, considerando el detalle con el que se tratan en la Biblia otras enfermedades como la lepra.
La viruela nunca se conoció entre los israelitas porque sus medidas de salud pública en cuanto a dieta, higiene y cuarentena de los afectados, habrían detenido la propagación de la enfermedad enseguida. Aunque la viruela era una aflicción grave, ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento se permitía a los creyentes violar los mandatos bíblicos imitando las costumbres de las naciones circundantes en el tratamiento de las enfermedades. La idea de tomar efluvios de llagas supurantes como la viruela e introducirlos en el torrente sanguíneo a través de una aguja, o rociar la suciedad seca en la nariz habría sido aborrecible para los creyentes en la época de Moisés, así como en la de Jesús. La sangre como sustancia era considerada preciosa en las Sagradas Escrituras, y como tal, cualquier método que requiriera la inyección de suciedad en el torrente sanguíneo habría sido prohibido.
Aunque las vacunas ya no se producen a partir de llagas supurantes llenas de pus, hay muchos ingredientes en ellas, que como ya hemos comentado antes, ninguna persona que vea los principios establecidos en la Biblia, podría en buena conciencia, permitir que se inyecten en su torrente sanguíneo.
Contenido de las vacunas
Las vacunas no sólo contienen metales neurotóxicos, como el mercurio (en forma de timerosal) y el aluminio (en forma de hidróxido de aluminio y/o fosfato de aluminio), sino que también contienen algunos de los siguientes ingredientes nocivos: formaldehído, polisorbato 80, proteína de célula de insecto, células de riñón de pollo, gelatina porcina hidrolizada, tejido de riñón de mono, proteína de suero de ratón, cultivo de cerebro de ratón, cultivo de tejido pulmonar fetal de Rhesus, albumina bovina, suero fetal bovino, caseína, cultivo de tejido diploide humano y albumina humana”. [5]
Curiosamente, la vacuna contra la polio, que se cultivó en riñones de primates, se convirtió en un vector de transmisión de un virus que provoca cáncer en los seres humanos. [6]
En resumen, la Biblia apoya a los creyentes conscientes que no quieren profanar sus cuerpos con productos animales impuros o químicos tóxicos. Cuando la Conferencia General dice que no tiene una razón de índole religiosa para no alentar a que los miembros participen responsablemente en la vacunación carece totalmente de pruebas bíblicas. No se puede utilizar la Biblia para apoyar la inyección de sustancias impuras y nocivas en el cuerpo humano. Las Sagradas Escrituras apoyan un sistema de curación que se basa en la higiene, la dieta vegetariana, el uso de remedios naturales sencillos y la confianza en Dios para prevenir y tratar la enfermedad, y no en métodos que envenenan la sangre con toxinas, como las vacunas.
La pureza de la sangre
La hermana White también defendía la pureza de la sangre de acuerdo con las Sagradas Escrituras. Para ella la calidad de la sangre era directamente proporcional a la salud del hombre. Incluso sus argumentos a favor de la reforma de la vestimenta se centraban en la circulación y en mantener la pureza de la sangre. Ella explicaba que la ropa puede dificultar la circulación y producir una sangre de mala calidad, lo que derivaba en enfermedades, cardiacas, hepáticas y pulmonares. (E. G. White, “The Dress Reform,” Article A, Review and Herald, April 14, 1868, paragraph 16).
Así mismo, la justificación de la hermana White contra el consumo de carne se refiere a la calidad de la sangre. En primer lugar, cuando a los animales en condiciones de matanza se les niega el aire fresco, el ejercicio, la luz del sol y una dieta de calidad, esto hace que su sangre se vuelva “altamente inflamada” y esto envenena a toda la bestia produciendo enfermedad en su carne. Por eso los que consumen carne, “comen veneno” y muchos mueren por enfermedades causadas enteramente por comer carne. (Consejos sobre el Régimen Alimenticio pág. 460).
Pregúntate, ¿cómo podría el Espíritu de Profecía aconsejar a los creyentes que se abstengan de prácticas que contaminan la corriente sanguínea humana, pero al mismo tiempo legitimar la inyección de partículas animales impuras con gérmenes en los seres humanos?
Posición científica
Finalmente, en el artículo publicado por la Revista Adventista Española, se realizan unas preguntas al decano de la Facultad de farmacia de Loma Linda. En dichas preguntas, el decano alega que el ARN mensajero de las vacunas no ingresa al núcleo de la célula huésped y no cambia el ADN o su estructura ni su función genética.
Sin embargo, según la Dra Maria José Martínez Albarracín, “con este tipo de vacunas de ARN mensajero, se introduce un gen viral en nuestro ADN y esto hace que vayan directamente al genoma humano. Por lo tanto, de manera epigenética pueden modular la expresión de genes, bien activándolos, bien inhibiéndolos, bien silenciándolos o desregulándolos. El ARN mensajero tiene afinidad para interactuar con el ADN, es decir, es un agente que ocasiona daño al material genético”.
El Dr en biología por la Universidad de Granada, Don Francisco Molino Olmedo, declara que, aunque los medios de comunicación nos bombardean con información de que el ARN mensajero de la vacuna no alterará el ADN de la célula huésped esto es radicalmente falso. Añade “las vacunas de ARN mensajero contra el Covid 19, no sólo no son seguras, sino que efectivamente pueden llegar a interactuar con los distintos elementos del genoma de la persona vacunada, pudiendo ocasionar reacciones imprevisibles a corto, mediano o largo plazo.”
“El intermediario utilizado por el ADN para leer los genes y traducirlos a proteínas es el ARN mensajero, como el utilizado en estas vacunas. Los retrovirus (virus con ARN, grupo al que pertenece la familia Coronaviridae) son una excepción por presentar una enzima llamada transcriptasa inversa que permite transcribir en sentido contrario, de ARN a ADN si es necesario (Malajovich, 2020). Aunque la transcriptasa inversa es típica de los retrovirus, en células eucariotas hay enzimas con función de transcriptasa inversa, tal es el caso de la telomerasa que adiciona desoxiribonucleótidos a los telómeros, pero esa adición está dirigida por un ARN.”
“Contrariamente a lo estipulado por la genética clásica con su modelo un gen una proteína, la moderna genética y, más aún, la epigenética ha demostrado que un mismo gen puede codificar varios polipéptidos o proteínas según las necesidades celulares, la propia lectura del gen o las interacciones con genes vecinos. Las mutaciones y polimorfismos (múltiples formas de un mismo gen) pueden originar distintas lecturas de los genes, con consecuencias desconocidas, y las proteínas pueden originar, mediante los dominios indicados, esos polimorfismos, teniendo el ADN la capacidad de tener no solo la típica estructura helicoidal doble típica, sino que puede adoptar tres organizaciones espaciales diferentes con gran plasticidad y capacidad de adaptación en función de factores ambientales (incluidas proteínas extrañas en el interior celular) y capacidades internas y, al igual que en las organizaciones sociales, el ADN puede verse sometido a perturbaciones internas y externas de diferentes tipos que afectan sus relaciones con el ARN y por consiguiente generan cambios en el cumplimiento de sus propósitos poniendo en riesgo la misma vida (Ostos Ortiz, 2009).
“Existen trabajos en los que se ha utilizado ARN complementario con ARNm introducido en una célula para producir la desactivación de un gen de forma que la mezcla del ARN y ARNm produjo un ARN híbrido que anuló la expresión del gen, dando lugar al denominado ARN interferente (ARNi) dando una nueva dimensión al ARN en la regulación de la expresión génica y como herramienta experimental y terapeutica (Gómez, 2006) demostrándose, en contra de lo que se pensaba y se cree y dice habitualmente que no solo las proteínas regulan en interacción con el ADN la expresión génica y la lectura del propio ADN, sino que también los ARN pueden interactuar para regular esa expresión y lectura del ADN en el interior de la célula.”
“Un nuevo tipo de ARN desconocido hasta 1998 denominado ARN interferente que es un híbrido de ARNm con otro tipo de ARN ha demostrado en contra de lo que se pensaba y se dice habitualmente que no sólo las proteínas regulan en interaccion con el ADN y la expresión génica y la lectura del propio ADN sino que también los propios ARN pueden interactuar para regular ésa expresión y lectura del ADN en el interior de la célula.” Así pues el ARNi muestra cuan equivocado es el dogma central de la biología molecular según el cual la información codificada en nuestros genes se transcribe a una cadena de ARNm que es traducido a la proteína final correspondiente, de esta forma, al inhibir la expresión de un gen se bloquea la producción de la proteína final; en el caso del ARN interferente, la inhibición génica tiene lugar mediante la degradación selectiva del ARN mensajero que, como consecuencia, no podrá ser traducido a la correspondiente proteína (Somoza, 2010).
“Es decir, que el ARN de la vacuna puede degradarse e hibridar con ARN de la célula y transformarse en ARNi que como hemos visto puede afectar a la lectura del ADN teniendo consecuencias imprevisibles. Teniendo en cuenta que las vacunas utilizadas se basan en ARNm del coronavirus y en la ortodoxia dogmática de la biología molecular según el cual la información codificada en nuestros genes se transcribe a una cadena de ARNm que es traducida a la proteína final correspondiente, descabezada por el descubrimiento del ARNi, de las complejas interacciones del ADN, los ARNs y las proteínas, no bien entendidas del todo, con continuos y nuevos descubrimientos, y no solo del ADN-proteínas de la ortodoxia dogmática de la biología molecular y de la plasticidad funcional y tridimensional del ADN en función de las complejas interacciones ADN-ARNs-Proteínas y de los compuestos propios exógenos y endógenos en la célula, considero que estas vacunas no son seguras y no permiten aseverar al 100% que no habrá interacción del ARNm introducido y las proteínas fabricadas por los ribosomas con el material genético de las células hospedadoras humanas…(Francisco Molino Olmedo, Doctor en Biología por la Universidad de Granada)
Efectos adversos
En el artículo de la Revista Adventista, Michael Hogue (decano de la Facultad de Farmacia de Loma Linda) alega que la vacuna es purificada cuidadosamente y no menciona absolutamente nada acerca de los componentes peligrosos objetables como el adenovirus de chimpancé producido en líneas celulares procedentes de células embrionarias de riñón humano que contiene, como ya hemos demostrado antes, la vacuna para el Covid 19 de Astrazéneca.
Al preguntarle sobre los efectos secundarios de la vacuna, solo reporta algunos leves casos de fiebre, dolores y alguna reacción alérgica. Sin embargo, debido a que las vacunas experimentales para el Covid 19 se han elaborado en pocos meses y se han saltado los protocolos de experimentación en animales para acelerar el proceso, no hay artículos científicos serios hechos sobre ellas y encima son agentes genéticos ARN.
En Octubre de 2020 (antes de iniciar la vacunación a escala mundial) la FDA Americana (Food and Drug Administration) compartía un documento en cuya página 17 se comentaba que los efectos secundarios a medio y largo plazo de estas vacunas que se esperaban, entre los que se incluyen: síndrome de Guillain-Barré , encefalopatías, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, parálisis de Bell y muerte entre otros. El documento puede ser consultado en este enlace.
Tal y como predecía el documento publicado por la FDA, en el VAERS (que es el organismo que notifica los daños causados por vacunas en EE. UU) se han reportado ya 4.057 muertes (a fecha 7/05/2021) por las vacunas del Covid 19 como puede comprobarse en su página web.
Estas muertes que se han producido en un periodo de apenas 5 meses, y superan a todas las muertes anteriores por todo tipo de vacunas que se produjeron entre 1997 y 2013, según reportó el periodista Tucker Carlson para Fox News en este video.
A estos miles de muertes ocurridas a causa de la vacuna del Covid 19, hay que sumar los graves efectos adversos que suman más de 188.000 casos sólo en Estados Unidos y entre los que se incluyen: trombos, infartos cardiacos, accidentes cerebrovasculares, convulsiones, parálisis de Bell, etc.
Historia reciente
Desde el inicio de la pandemia del Covid-19, no hay comunicado, comentario o noticia de los medios de comunicación en los que no se hable de la necesidad una vacuna como única manera de atajar la pandemia de coronavirus. Es fácil suponer que la sociedad no conozca o no recuerde lo sucedido con los anteriores intentos de fabricar vacunas frente a otros tipos de coronavirus. Tras los brotes del SARS -2002- y MERS -2012-, hubo varios intentos infructuosos de generar dichas vacunas, y a continuación documentaremos algunos:
“El Sars cov 1 un coronavirus un 78 % similar al Sars cov 2 actual que causa el covid 19, provocó una epidemia en 2003. Los científicos intentaron crear una vacuna que inicialmente parecía prometedora pero finalmente fue abandonada la investigación porque cuando los ratones fueron expuestos al virus real murieron debido a lo que podríamos considerar como una repentina tormenta de citoquinas” [7]
“El Sars cov 1 tenía alrededor de 35 vacunas candidatas. Las cuatro elegidas fueron probadas en hurones y parecía que funcionaban bien. Pero cuando esos hurones fueron expuestos al virus en la naturaleza después de ser vacunados, se enfermaron gravemente y murieron. En el curso de estos estudios, también se experimentó la vacuna en gatos, y como consecuencia, todos los que inicialmente habían tolerado bien la vacuna, murieron después de contraer el virus. [8]
El síndrome ADE
La explicación más plausible de estas experiencias del pasado, es el fenómeno inmunológico llamado “Síndrome de refuerzo dependiente de anticuerpos” (ADE por sus siglas en inglés), Se trata de un proceso en el que un virus aprovecha los anticuerpos para ayudar a la infección. En resumen, los anticuerpos anti covid estimulados por una vacuna amplifican la infección en lugar de prevenir su daño. Esta reacción paradójica se ha observado repetidamente en otras vacunas y ensayos de desarrollo en animales, especialmente en vacunas contra otros tipos de coronavirus. [9]
En el Síndrome de ADE, los anticuerpos facilitan la entrada de virus en las células inmunes de la serie mieloide (macrófagos, y células dendríticas). Estos virus enteros en el macrófago inhiben la producción de interferón, a través de diversos mecanismos, con lo que disminuye la respuesta inmune innata contra los virus a la vez que éstos se multiplican dentro de la célula. Cuando los nuevos virus salen al exterior del macrófago, aumenta la infección. Los anteriores intentos por crear vacunas contra «coronavirus» pusieron en evidencia que las vacunas tendían a provocar el efecto ADE, (refuerzo dependiente de anticuerpos), lo que implica que en vez de mejorar la inmunidad contra la infección mejora la capacidad del virus para ingresar e infectar sus células causando una enfermedad más grave (por ello, como se ha reportado en varios periódicos, hay personas que aun vacunadas contraen el Covid).
Se reconoce como otro riesgo potencial la inmunopatología letal Th2, según la cual la respuesta deficiente de las células T puede provocar una inflamación alérgica, que causaría daños en las vías respiratorias. A pesar de haberlo intentado durante décadas, los científicos nunca han podido crear una vacuna para otros coronavirus. Siempre que creían que lo habían conseguido, han fallado y los animales que recibieron la vacuna experimental murieron como reporta este artículo científico (por eso se interrumpió la creación de una vacuna, ya que al no considerarla segura en animales tampoco lo es en humanos) [10]
El fenómeno ADE ha sido bien documentado con vacunas anteriores. Concretamente en una vacuna contra el dengue, las personas que recibieron la vacuna y luego contrajeron el virus sufrieron peores resultados a un ritmo alarmante. Por eso, la vacuna para el dengue (Dengvaxia) solo fue aprobada para un uso muy restringido por la FDA a pesar de años de investigación y desarrollo activos. En Filipinas, el ex jefe del Dpto. del Instituto de Investigaciones de Medicina Tropical fue acusado en 2019 por el Ministerio de Justicia por imprudencia que resultó en homicidio, porque facilitaron con excesiva prisa la aprobación de Dengvaxia y su implementación entre escolares filipinos. [11]
Si se vacunan inmediatamente poblaciones enteras con estas vacunas transgénicas experimentales con ARN sintético, nunca se conocerá la verdadera incidencia del ADE y del cebado patógeno y muchos casos de muertes provocadas por la vacuna se describirán falsamente como una nueva cepa o una cepa más grave, cuando en realidad serán casos causados por las vacunas transgénicas experimentales.
Los fuertes defensores de las vacunas Dr Offit y Dr. Hotez, de quienes se esperaría que fueran entusiastas con estas vacunas experimentales, no las han apoyado, porque las anteriores vacunas contra otros tipos de coronavirus, tienen un largo fracaso debido a la potenciación dependiente de anticuerpos (ADE). En lugar de proteger a la persona, se provoca una enfermedad más grave o letal cuando la persona se expone al SARS COV 2. La vacuna amplifica la infección en lugar de prevenir el daño. Solo puede observarse después de meses o años de uso en poblaciones de todo el mundo. [12]
Necesidad VS Riesgos
Según la OMS, el Covid 19 tiene una tasa de letalidad media de sólo un 0,27% y en el país que más mortalidad se produjo sólo llegó al 1,54%. Es decir, más del 99% de personas que contraen el Covid 19, superan la enfermedad, y existe una inmunidad natural en la población que hace que un gran porcentaje de la misma sufra procesos leves de la misma. [13]
Por lo tanto, con estas escasas cifras de mortalidad no es necesaria una vacuna, y mucho menos una experimental desarrollada en tiempo récord (unos pocos meses), y que está teniendo tasas de efectos secundarios y muertes preocupantes. Además, este tipo de vacunas con ARN sintético no han sido probadas nunca en humanos. Contienen material genético artificial que puede causar efectos a largo plazo como esterilidad, enfermedades autoinmunes e incluso cáncer. Por lo tanto, el material genético que contienen y del que ya están alertando varios científicos a nivel mundial, podría incorporarse a nuestros genes y convertirnos en organismos genéticamente modificados.
Los adyuvantes o sustancias añadidas para su fabricación pueden producir efectos adversos y, a veces, graves. Entre los que se están utilizando se incluyen sales de aluminio, polisorbato 80, escualeno, polietilenglicol, etc., sustancias que provocan efectos secundarios nocivos a corto, medio y largo plazo. No existen estudios independientes que evalúen su eficacia y seguridad, pues están todavía en fase experimental hasta 2023.
Sólo tenemos acceso a lo que los laboratorios quieren compartir, y esto no es nada tranquilizador en un negocio que se revela bastante lucrativo, y en el que las farmacéuticas se eximen de cualquier responsabilidad legal si estas vacunas experimentales le causan una enfermedad incapacitante o la muerte. Esto quiere decir, que no le indemnizarán a Vd o a un miembro de su familia si Vd muere o resulta dañado por este experimento.
Conclusión
Es arriesgado inocular con estas vacunas a miles de millones de personas. Expuesto lo anterior, queda de manifiesto que, aunque los medios de comunicación o incluso nuestras instituciones adventistas insistan en que la vacuna es segura y es responsable vacunarse, los datos hablan por sí solos y como cristianos es nuestro deber cuidar nuestro cuerpo como templo del Espíritu Santo y no introducir en él sustancias peligrosas que pueden causar más daño que beneficio. Que el Señor nos ayude a tomar decisiones adecuadas en lo que respecta a nuestra salud física.
Mas información
Si desea profundizar más sobre el tema de las vacunas y sus efectos adversos le recomiendo los siguientes documentales:
Vacunas, una inyección en la oscuridad
Las mentiras sobre las vacunas covid 19 (conferencia)
Trace Amounts: sobre el autismo, el Mercurio, Timerosal y metales pesados en las vacunas
1ª parte
2ª parte
Vaxxed, del encubrimiento a la catástrofe
Vaxxed 2, la verdad de la gente
Plandemia 1, entrevista con la Dra Judy Mikovits
Plandemia 2, En el mundo de los doctores
Estudio sobre las vacunas Covid 19
REFERENCIAS
[2] Stefan Riedel, “Edward Jenner and the History of Smallpox and Vaccination,” Baylor University Medical College Proceedings 18, no.1 (2005), 21–25.
[3] (James C. Moore, The History of Small Pox (London: Longman, Hurst, Rees, Orme, and Brown 1815), 21–45.)
[4] James Cantlie, “Inoculation and Vaccination for Small-Pox Amongst the Chinese,” British Medical Journal 2, no. 1501 (1889): 761
[5]“Ingredients of Vaccines—Fact Sheet: Reference Materials,” Centers for Disease Control and Prevention (CDC), February 22, 2011, https://www.cdc.gov/vaccines/vac-gen/additives.htm
Ver también: “Vaccine Excipient & Media Summary,” CDC, January 6, 2017,
https://www.cdc.gov/vaccines/pubs/pinkbook/downloads/appendices/B/excipient-table-2.pdf.
[6] ( Regis A. Vilchez and Janet S. Butel, “SV 40 in Human Brain Cancers and Non-Hodgkin’s Lymphoma,” Oncogene 22 (2003), 5164–5172, doi:10.1038/sj.onc.1206547.)
[7] www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3335060/
[9] https://academic.oup.com/jid/article/222/12/1946/5891764
[10] www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3335060
[12] www.ncbi.nlm.gov/pmc/articles/PMC764246/
[13] https://www.who.int/bulletin/volumes/99/1/20-265892-ab/es/